Ciencias Naturales JFS

Presentación

El área de Ciencias Naturales y Educación ambiental, desarrolla una propuesta pedagógica de innovación enfocada a la búsqueda de una mejor calidad educativa, en sus vínculos con el cuidado del medio ambiente. El proyecto está orientado a brindar, mediante la concienciación, apropiación del conocimiento, construcción y vivencia de una forma complementaria de ciudadanía, herramientas que faciliten el fortalecimiento de competencias pro ambientales en los educandos.
Desde la perspectiva de educación Integral; la iniciativa se funda en el fortalecimiento de una formación en torno a la ciudadanía, una nueva Ciudadanía Socio-ambiental; que permite a los estudiantes la asunción de actitudes, valores y la actuación responsable frente las necesidades y demandas de su entorno. De este modo, en un enfoque interdisciplinar y de articulación curricular entre la educación ambiental y la educación ciudadana, los horizontes teóricos y metodológicos de la experiencia, como aspectos más relevantes del proyecto.

Nuestra perspectiva Metodológica

Un reto que enfrentan las instituciones educativas para abordar el tema de la EC y de la EA es su real articulación curricular con otras dinámicas escolares. En esta dirección, producto de la experiencia y del análisis de numerosos planteamientos e iniciativas, surge la propuesta de integrar curricularmente todas las dinámicas e iniciativas existentes en un sistema integral de formación. Así, se logran armonizar: el desarrollo de la cátedra de Ciencias Naturales (biología, física, química, fisicoquímica, y bioquímica); los lineamientos curriculares (MEN, 1998) y Estándares Básicos de Competencias en Ciencias Naturales y Ciencias Sociales (MEN, 2004); el Proyecto Ambiental Escolar- PRAE (Decreto 1743 de 1994); y las iniciativas del Comité Ambiental Escolar (Acuerdo 166 de 2005).
La iniciativa, bajo el enfoque curricular propuesto, ha sido producto del desarrollo evolutivo de numerosas iniciativas pedagógicas en relación a la educación ambiental, que desde el año 2006 al 2010 permiten hoy su consolidación bajo un nuevo enfoque (Ver fig.1), a partir del cual se le apuesta a un cambio cultural en la comunidad educativa, es decir, al rediseño, desarrollo y fortalecimiento curricular de la E.A. Se trata de fomentar una cultura ambiental que propenda por la formación de futuros ciudadanos más comprometidos y consientes del cuidado y preservación de su entorno, con un ejercicio dinámico y emancipador de su ciudadanía, en armonía con las necesidades y demandas de su entorno. Para el alcance de este propósito, se ha propuesto la ambientalización de un nuevo currículo mediante la implementación articulada de dos grandes estrategias:

a) La articulación disciplinar: durante el desarrollo de las prácticas docentes se integra conceptualmente el tema de la ciudadanía, el análisis de los problemas ambientales seleccionados para su estudio con la E.A. y la implementación curricular de las asignaturas del área de Ciencias Naturales (Física, Química y Biología, Bioquímica, fisicoquímica), procurando articular la temática ambiental concertada para cada nivel de formación. De esta manera, se estructura una línea integral de formación ascendente y compleja, que va desde grado 0° a grado 11º, e, incluye, todos y cada uno de los grados de formación que tienen lugar en la institución.

b) La implementación de subproyectos de nivel: como estrategia integradora de aprendizaje y análisis de problemas contextuales, la iniciativa cobija la adopción, desde el marco general del PRAE, de una estructura de tratamiento de los componentes y problemas identificados, bajo el Método de Proyectos, propuesto en sus inicios por Kilpatrick (1918) y sugerido en la actualidad por Perrenoud (2000) y Díaz Barriga (2005), entre otros. La iniciativa toma un enfoque investigativo, en el sentido de la propuesta de Lakatos (1989) como una adaptación a los “Programa de Investigación Científica”, conformado en este caso por subproyectos de nivel, alrededor de los cuales se analizan diferentes líneas de interés socio-ambiental.

 

En el marco de un enfoque constructivista y tomando en consideración armónica la dimensión sociocultural como eje
transversal, sin abandonar el ineludible campo de las Ciencias Naturales, se contemplan como componentes ambientales de
formación:
a) Biodiversidad (Ciclo 1 y 2);
b) Residuos sólidos (Ciclo 3);
c) Aire y Suelo (Ciclo 4) y;
d) Agua y Energía alternativas (Ciclo 5).

 

Desde la estructura de esta organización curricular se establecen en cada componente ambiental líneas temáticas implementadas
como subproyectos, los cuales son liderados en cada nivel por el respectivo docente de Ciencias Naturales. De esta manera, se
encuentran en curso en la institución los subproyectos: Huerta escolar (Grado 0- 2º ); Ornato institucional (Grado 3º); Cuidado y protección animal (tenencia responsable de mascotas Grado 4º’); Reforestación con plantas nativas (Grado 5º); Ciudadanos en
Ambiente: Reciclaje (Grado 6º); Ecomuro (Grado 7º); Ruido y contaminación atmosférica (Grado 8º); Nuestros suelos (Grado 9º); Sistemas de riego (Grado 10º) y Energías alternativas (Grado 11º).

Desde cada subproyecto se establecen como líneas comunes de desarrollo el análisis de los problemas ambientales y sociales coligados a sus causas y consecuencias, como también el abordaje especifico de una propuesta de investigación. Además, la iniciativa contempla la adecuación de un “aula verde”, como laboratorio adicional y escenario de prácticas docentes articuladas a los subproyectos en desarrollo. En la figura 1 se muestra, por ciclos y grados, la estructura de articulación curricular.

​

Ahora bien, en la dinámica de ejecución de la propuesta, cada docente es responsable de articular el subproyecto a cargo
junto con las actividades curriculares correspondientes, al marco general y propósito de la propuesta de formación de ciudadanos
socio-ambientales. Los tiempos de ejecución y las actividades están determinados por las exigencias propias de cada una de las
propuestas que ha presentado e implementa cada docente, sus estudiantes y demás miembros de la comunidad educativa, de
conformidad con el diagnóstico realizado año a año. La evaluación se desarrolla bajo un marcado carácter formativo que toma
en consideración los conocimientos adquiridos, la participación activa, el cambio de actitud, los comportamientos, el lenguaje
adoptado y la identificación y empoderamiento con respecto al contexto, por parte de los estudiantes como futuros ciudadanos.
La formación de ciudadanos socio-ambientales está proyectada hacia la transformación y el enriquecimiento cultural de
los niños, niñas y jóvenes, fomentando la generación de conocimiento, la toma de conciencia ambiental, el cambio de actitud y
la participación activa, en procura de una mejor calidad de vida.

​